REFLEXIONES DE HAITÍ
A continuación se muestran extractos de reflexiones sobre Haití que la hermana Curin escribió sobre su llegada a Haití y extractos de un artículo sobre la hermana Valle escrito por Carina Farreras para Lavanguaria. Querrá leer los textos completos que se adjuntan al correo electrónico de Bridges tanto en inglés como en español.
Sor Curín García Calvo, RJM – en Jean Rabel:
A una semana de llegar a Haití, sólo puedo decirles que: ¡ES OTRO MUNDO! Todo me parece tan nuevo y a la vez tan familiar… Es muy curioso… Es como si me hubiera estado preparando para este momento toda mi vida, y por fin ha llegado.
El viaje hasta aquí fue toda una aventura y salió muy bien. Durante el vuelo pensé por momentos en lo que dejaba atrás y por momentos en lo que me esperaba. (Y bueno, a veces también me preguntaba cómo ese pequeño e inestable aparato podía sostenerse en el aire…). El aterrizaje fue espectacular, en un camino de tierra que es una pista de aterrizaje que hicieron recientemente. Allí fuimos recibidos por mucha gente de los pueblos de alrededor que se acercaban… Muchos niños, algunas mujeres, jóvenes… No lo podía creer. Ellos tampoco, ya que era el tercer avión que aterrizaba en esa zona desde que se abrió la pista unas semanas antes.
La gente aquí es muy acogedora. Al principio, los rostros de algunas personas me parecieron muy duros y albergaban mucho sufrimiento. Y es verdad. Pero también es cierto que en cuanto los saludas y les sonríes, sus rostros se abren y te regalan esa clase de sonrisa que te deja sonriendo por un rato.
Estoy muy impresionado por el paisaje. Todo es como “realidad aumentada”… los árboles son gigantes y frondosos, los frutos impresionantes, los animales están por todas partes, algunos bichos son enormes, incluso el cielo me parece más alto y más ancho, el cielo lleno de estrellas, la lluvia torrencial. … caminos que conectan lugares recónditos por los que caminan motos, burros y personas, con una perfecta coordinación que admiro.
Sr. Valle Chías González-Blanch, RJM – en Jean Rabel:
Chías explica que los ríos están secos y falta agua, y cuando llega cae en forma de fuertes precipitaciones que ante la falta de árboles, por la tala abusiva, descienden en forma de cascadas, arrasando el campo. e inundando las casas. El analfabetismo es de 80% y la esperanza de vida apenas supera los 60 años. Las ciudades están dominadas por bandas criminales. La vida tiene poco valor. “Qué cruel será todo que incluso ahora, con el terremoto, secuestran médicos y roban ambulancias”.
A Jean Rabel el terremoto no le afectó. Es muy rural, muy pobre, está muy lejos de todo. Se necesitan 8 horas en coche para llegar desde la capital, por caminos embarrados.
Las mismas dificultades afrontan los habitantes de Gros Sable, Akadiyen, Colette, Cotton, Fonramadou, Lakeme… No tienen asistencia sanitaria. Así que Chias (izquierda) se sube todos los días a su todoterreno convertido en clínica móvil, a veces también en ambulancia, y va a buscarlos. Junto con Sherline (derecha), su asistente, sale al amanecer y regresa al anochecer. Les esperan largas colas de pacientes… “Cobramos algo, una pequeña cantidad, para que no piensen que por ser blancos estamos obligados.