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SIMPOSIO Y CLAUSURA DEL AÑO BICENTENARIO DEL RJM

Diez participantes de la provincia EE.UU.-Haití tuvieron la gran fortuna de asistir al Simposio, JM: Jesús y María, 200 años de fe y esperanza, celebrada del 4 al 6 de octubre en Lyon, Francia.

Lo que sigue es una actualización de su informe iniciado en la semana pasada. Puentes.

Cuando comenzó el simposio, cada país entró con su propia bandera. Aquí, la hermana Diane Dube porta la bandera de los Estados Unidos y está junto a Louise McGowe, directora del Convent of Jesus and Mary Language College de Londres, que porta la bandera de Gran Bretaña. Fue un momento de ser uno en Jesús-María, pero extraños.

Después de la bienvenida inicial al Simposio, los participantes fueron invitados a una comprensión más profunda de nuestro rico patrimonio, que se basa en la vida y la época del mundo de Claudine en la Francia del siglo XIX. Luego, charlas, paneles de discusión y talleres interactivos nos invitaron a reflexionar sobre las Escrituras mientras estábamos expuestos a una serie de cuestiones y preguntas que surgen de los ministerios y proyectos actuales de RJM que expresan nuestro carisma 200 años después. (Los títulos de las sesiones figuran en el Programa del Simposio que se adjunta al correo electrónico que acompaña a Bridges).

La pregunta “¿Quién es mi prójimo?” que se plantea en el pasaje evangélico del Buen samaritano en el camino a Jericó (Lucas 10:30-37) se convirtió en una pregunta guía durante gran parte del Simposio. Esta misma pregunta ahora desafiará nuestros límites de tiempo, espacio y edad a medida que avanzamos en este encuentro de tres días.

Nos encontraremos con muchos “extraños” en nuestro Camino de Jericó. No sólo estamos llamados a atender cada una de sus heridas, sino que también estamos llamados a trabajar parauna transformación de la carretera misma. Nuestro mayor desafío es este: estamos llamados a crear un mundo libre de caminos peligrosos para todos nuestros hermanos y hermanas.

En sus últimas palabras ante nuestra asamblea, Hna. Mónica invitó a todos a avanzar como una familia apostólica con una unidad cada vez mayor entre nosotros. Estamos invitados a tomar el mensaje del Buen Samaritano y seguir el camino de aquel que “…dejó ir sus propios planes para responder a la necesidad de otro…que entregó los recursos que tenía al necesitado… quien creó una manera para que la atención continuara, incluso en su ausencia…” y quien finalmente dijo: “…si necesitas más, ¡volveré!”

En la clausura del simposio, sor Mónica invitó a los mismos abanderados a portar la bandera de otro país. Nuestro Raoul Jean Louis, FJM-Haití (extrema derecha), portó la bandera de Cuba como símbolo de que ahora todos somos uno, uno en Jesús-María.

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