Encarnando el perdón, la reconciliación y la curación
El perdón está en el centro de la bondad misericordiosa de Dios y en el centro de la experiencia fundacional de Claudina. El perdón es verdaderamente una característica esencial de su gracia carismática. Sin embargo, es una gracia que se recibe sólo al final de un largo camino interior, un camino a través del dolor y la oscuridad. Oramos para entrar en la experiencia de Claudina del amoroso perdón de Dios.
Mirar nuestro mundo con los ojos de Claudine y responder a sus miserias
Mirando nuestro mundo con los ojos de Claudina, conmovidos como ella por el sufrimiento que la rodea, rogamos la gracia de ser movidos a la COMPASIÓN y a la ACCIÓN como ella. Estamos invitados a explorar las profundidades de esa compasión en nosotros mismos.
Vivir una vida comprometida con la Justicia, la Paz y la Integridad de la Creación
La dimensión PERSONAL de esta tercera prioridad nos llama a orar y profundizar la PAZ INTERIOR. Sabemos que la paz interior es un requisito para convertirnos en PACIFICADORES, profetas de paz. La paz ofrecida como regalo de Jesús – “no como la que el mundo la da” – es a la vez quieta y dinámica. Es como el equilibrio del ciclista: estable en movimiento, pero no estático. La persona que tiene paz interior está arraigada en un centro tranquilo y puede enfrentar las tormentas de la vida sin perder esa paz en un nivel profundo. Esto no significa que la vida estará libre de dificultades o problemas que perturben. Con Dios en el centro de todo, uno aprende que para encontrar la paz primero es necesario buscar y encontrar a Dios. . .