UNA TRISTE REALIDAD – Jean Rabel, Haití
Mezelia y su marido tienen al menos cinco hijos adultos, la mayoría de los cuales han abandonado su zona local en busca de una vida mejor en la capital, Puerto Príncipe. Ambos eran padres trabajadores que intentaban proporcionar comida y educación a su familia.
Ahorraron suficiente dinero para comprar un terreno en Cotton, cerca de la escuela a la que podían asistir sus nietos. Tenían la intención de construir una casa familiar. Tenían una mula que les ayudaba a transportar mercancías hacia y desde el mercado. Una noche vino un bandido y robó la mula. Tiempo después el marido de Mezelia enfermó, sufrió un derrame cerebral y ahora yace sin vida en una casa improvisada. Llora y suspira…. dónde están todos sus sueños… Mezelia está agradecida por los medicamentos del equipo de la Clínica Móvil…. y lo cuida lo mejor que puede dadas las circunstancias.
Con ellos se quedó una de sus hijas, que tenía dos niñas pequeñas. Las dos niñas, una de 10 años y la otra de 12, asisten a la escuela y progresan bien. Sin embargo, su madre ha sufrido una crisis nerviosa y está en el hospital.
A su choza ha llegado otra hija que tiene un bebé pequeño.
Para agravar sus problemas, un nieto de 14 años vino desde Puerto Príncipe para vivir con ellos. Sus padres temen por su vida, que pueda ser reclutado por una de las viciosas bandas que operan en la ciudad, y pensaron que estaría más seguro en el noroeste. Hay planes en marcha para inscribirlo en la escuela.
Se están haciendo todos los esfuerzos posibles para conseguir apoyo para la familia y construir una casa digna. Nadie debería tener que vivir el final de sus años en estas terribles condiciones.
Por favor, tenlos en cuenta y apóyalos en todo lo que puedas.
– Hna. Rose Kelly, RJM